PORTADA
Escrito
por Daniel Rojas Pachas, Universidad de Tarapacá, Profesor del
Departamento de Español de la UTA, Magíster en Ciencias de la
Comunicación
El
presente ensayo procura abordar el genio de Alicia Galaz Vivar
enfocándose en dos de las principales líneas creativas que la autora
desarrolló en el ámbito de la literatura, la poesía y la teoría y
crítica literaria. En cuanto a la poesía he querido como lector indagar
en los distintos títulos que publicó a lo largo de la segunda mitad del
siglo veinte tanto en Chile como en el extranjero, sin embargo, me he
centrado con particular atención en su primer periodo en el cual
destacan poemas como Círculo Cerrado, Tarde de domingo, Redondo es el
amor, Hembrimasoquismo y La muerte Gorda, extraídos de su obra “Jaula
Gruesa para el Animal Hembra” y de antologías como “Ocho poetas de la
Universidad de Chile, Sede Arica”. En este plano de su trabajo como
artista de la palabra, no he querido obviar su rol como directora a
cargo de una de las revistas más importantes del norte grande del país,
me refiero a “Tebaida Chile poesía” publicada entre las décadas del
sesenta y setenta. Todo este quehacer reconocido abierta y
extensivamente por sus pares y avalado por premios y distinciones he
procurado en gran medida analizarlo a la luz de los trabajos de
investigación e interpretación que Alicia Galaz Vivar también publicó
con destacado reconocimiento en diversas revistas del mundo mientras
trabajaba como académica en universidades de Chile y posteriormente de
Estados Unidos.
Por tanto el ángulo
que he buscado dar a mi lectura de la obra de Galaz prioriza destacar
el nexo intertextual y dialogismo discursivo que su estética y propuesta
creativa mantiene y propugna con la tarea metatextual y metacognitiva
desplegada dentro de la crítica literaria.
Labor
que Alicia Galaz dedicó con especial énfasis a la poesía
hispanoamericana clásica y medieval gestando una particular obsesión por
desentrañar el arte del genio Gongorino y la mística occidental.
Esta
lectura de la producción lírica de Alicia Galaz en contraste con
nociones que la autora desarrolló en su acercamiento crítico a la
poesía de otras voces y propuestas se traduce en el perfeccionamiento de
un tamiz de cruces y percepciones que atraviesan los géneros dando vida
a un hibridismo literario por una parte y una meta consciencia que
fisura la barrera del leer y escribir como actos hermanados y que los
lectores y autores hemos dividido por comodidad metodológica. Esta
aseveración encuentra eco en la lectura que Fernando Alegría también
hizo de la poesía de Alicia Galaz en su obra “Poesía Chilena del siglo
XX” la cual podemos consultar como primicia en la revista Trilce número
catorce. El destacado crítico nacional nos dice al respecto:
“En
la poesía de Alicia Galaz Vivar maduran los secretos del siglo: no se
habla de política, apenas si se alude a la familiar angustia de las
víctimas del terror y del desamparo. Sus mensajes se adivinan (…) Digna
y, acaso, altiva, Alicia Galaz sustenta sus verdades en las líneas de
una poesía alusiva. Tantos signos ha heredado de Góngora, su maestro, a
quien estudia, antóloga, examina y venera!”(Alegría 2006:10).
También
vale la pena en este sentido y como introducción escuchar lo que la
misma poeta y crítica literaria Alicia Galaz Vivar nos tiene que decir
al respecto:
“Todo poeta tiene
sus admiraciones y rechazos en relación con la producción en el género
de su interés, sobre aquellas levanta la arquitectura de su arte, su
inspiración y ciertos elementos de técnica, a veces levemente
transformados” (Galaz 1982:2).
Esta
cita de Galaz tomada de su artículo titulado “Algunos escorzos
comparativos de las poéticas de Góngora y García Lorca a trescientos
años de distancia” nos evidencia el dialogismo intertextual que sostiene
Lorca, otro de sus autores visitados críticamente, con Góngora. De modo
que Galaz nos plantea teóricamente una natural vinculación entre voces,
citas sin encomillado y la re-escrituración que se transparenta en un
juego infinito de correferencias no sólo semánticas al abordar temas o
situaciones de un contexto similar y que se poetizan o ficcionalizan,
sino que el nexo se da en un nivel más profundo al abordar estrategias
textuales, estructuras, maneras de decir y giros que van delineando
formas de interdependencia propias de la concatenación del conocimiento,
el legado poético y la retroalimentación que se produce en la
inevitable cadena cultural.
En
síntesis, el siguiente ensayo pretende estudiar y revisar en la poética
de Alicia Galaz su extenso conocimiento de la tradición y vanguardia
hispanoamericana y su capacidad de adoptar, mimetizar y reformular desde
su situación y experiencia, este contenido enciclopédico a fin de
producir nuevas formas y nuevos acercamientos a la creación poética, al
punto de constituir para Chile y el norte grande del país un eslabón
imprescindible y rico en su variabilidad y propuesta. Tal como indica
Alegría: “Conocedora de los secretos y signos del siglo” (Alegría 2006:10).
Algunos
de los temas de fondo para analizar la poética de Galaz serán criterios
que ella misma utilizó en su momento para estudiar a Lorca y Góngora,
de modo que la lectura a su poesía será realizada en lo posible y aunque
suene ambicioso, como un homenaje a su ojo crítico y aguda percepción
lectora. Galaz nos habla en gran medida de:
a)
Transformar los objetos a través de la sinestesia: El uso y
aprovechamiento del color sin ignorar el carácter visual de la poesía,
imagen y claro oscuro.
b) Considerar el elemento místico y el poder alegórico del antropomorfismo.
c) Evitar lo anecdótico y analizar la imagen de mundo en una épica devastada.
Definamos algunos de estos términos y contrastémoslos a la luz de la poesía de Alicia Galaz Vivar.
A.-
Transformar los objetos a través de la sinestesia: El uso y
aprovechamiento del color sin ignorar el carácter visual de la poesía,
imagen y claro oscuro:
Alicia Galaz en uno de sus estudios nos dice: “En
este mundo imaginado que proyecta al lector a ignotas e ingeniosas
asociaciones en cadena, hasta llegar al descubrimiento del símil,
Góngora prefirió de todas las virtudes plásticas, la pictórica. En un
poema con el tema del “Carpe diem” el goce del color es destacado como
suma y cima en la versificación” (Galaz 1982:5).
Esta
afirmación sobre Góngora demuestra que las tonalidades corresponden a
un deseo de transfigurar los objetos, su recreación desdibuja sus
contornos en una atmosfera impresionista. Los siguientes versos tomados
del poema “La Muerte Gorda” de Alicia Galaz, grafican esta idea:
“Todo indica apenas que la luz se duerme: sientes
ese relente húmedo, giran los cafés, son de ámbar
los periódicos
y cada cifra es un nombre”
(En: Revista Tebaida nª2).
Asimismo,
la poeta aplica esta técnica de manipulación de los sentidos, la
sinestesia como una manera de movilizar y otorgar dinamismo a lo inerte
resaltando en la composición lo que podría ser un objeto secundario al
tiempo que la imagen principal, ubicada en un segundo o tercer plano
crece en el vació exaltando la ignominia del abandono o la falta de vida
en la cotidianidad, como ocurre en el siguiente poema titulado “Tarde de domingo”.
“De asombro se esparcen
Las mariposas al movimiento de su escapulario
En el sencillo viento de agosto. Nada
En apariencia precipita la vida en esa zona
Del aire donde flotan los ruidos: Micaela
Urde otra hebra y se santigua, la alfombra
Cruje bajo sus pies, el gato la mira con un ojo.
El pregón de la tarde voltea la esquina de la casa,
Los moscardones se precipitan a la muerte” (Galaz 1975:9).
Estamos
ante un cuadro, una imagen del día a día en que una mujer en su soledad
como Penélope, teje y desteje las horas en un abandono en que los
objetos, insectos y animales que la acompañan generan un contraste con
el sonido, imagen, aroma y tacto que imponen a la escena a la par que
van dotando ésta de un patetismo y abandono mayor. El frío de agosto, el
vuelo desesperado de las mariposas en retirada, los ruidos lejanos, el
crujir de la alfombra y la mirada juiciosa y lapidante del animal de
compañía.
En su trabajo crítico
Galaz destaca también lo que Lorca dice sobre esta característica del
cordobés al buscar transformar los objetos: “Nadie más colorista que el poeta cordobés”. Por su parte Lorca mismo se valía de esta técnica agrega Galaz: “Lorca
subraya el carácter visual de la poesía. En su plasticidad a veces
están las formas y los colores intensificados con un profundo dramatismo
que refleja en un claro-oscuro psíquico. La presencia de lo oscuro
frente a lo blanco en tintes sombríos que aluden a la muerte es
reiterativa” (Galaz 1982:5)
El siguiente poema transcrito, titulado “Tu nombre en las planillas busco” es clarificador:
“De día, de madrugada, de sobretiempo,
de polvo armada la veía sentarse cerca del fuego
con el frío algo turbio de las muletas en la puerta.
Reía llamándome a jugar.
Sus pocos años la salvaban.
Tiempo hace que en los estuarios del sueño,
vaciando su olimpo blanco,
la vi de negro,
las ojeras de vidrio,
entrando a la fábrica de perlina y radiolina envasador” (Galaz 1972).
Alicia
Galaz en este poema nos muestra un día naciente pero a la vez marcado
por el agotamiento, por la oscuridad que lo anticipa, la madrugada y el
término sobretiempo marca el inicio de una jornada extenuante de
trabajo. La vestimenta de la mujer también resalta lo turbio, el
cansancio a través del polvo que contrasta y se intensifica ante la luz
del fuego, otra vez el claro-oscuro y el juego visual se hace presente.
Para culminar, la escena exhuma la nostalgia del paso del tiempo y su
enorme poder de negación y vaciedad capaz de borrar las vidas. Alicia
Galaz nos dice: “vaciando su olímpico blanco”. La luz pesa sobre
los objetos y seres y predispone un recuerdo a través de un fotograma
mental que nos descubre al personaje femenino vestido de negro pero
proyectando una luminosidad menor en su mirada frágil de vidrio ante el
espacio que la engulle, la fábrica.
El
juego de los sentidos y de la imagen matizada por la luz y sombra,
eleva lo que pudiera ser mera descripción o diatriba social a un estadio
polisémico pues la atmósfera juega un rol en relación con el sentido
profundo del mensaje.
B.- Considerar el elemento místico y el poder alegórico del antropomorfismo.
En
la atmósfera de violenta cotidianidad que dibuja Alicia Galaz con su
poesía, bullen elementos místicos y alegóricos que generan una “superatmósfera”.
La autora amplía la significación de este concepto dentro de su trabajo
crítico definiéndolo a la luz de Lorca del siguiente modo: “Con la
reiteración de palabras, metáforas o símbolos, cuyo significado se
asocia a la muerte, al silencio a la nada. Lorca logra crear la
superatmósfera, región donde el poema permanece incontaminado de lo
perecedero y es una sola presencia, sin anécdota ni color local, pero
con sugestiva grandeza. Lo cósmico mítico es el medio más eficaz para
llegar a la creación de la superatmósfera”.
Vemos esto aplicado en la poesía de Alicia Galaz, tal como lo demuestran los versos transcritos a continuación:
“Micaela escucha las voces de sus hermanas,
Traen la turbamulta de los Germán, los Hugo
O los Miguel, el aroma de los mirtos visitados
A deshora, el temblor de los muslos en la ternura:
Emergen tras el obsceno árbol
Con la serpiente asomándose al paraíso del domingo” (Galaz 1975:9).
En
el poema se ve una escena cotidiana, el cortejo juvenil, la pubertad,
la excitación de las jóvenes ante la presencia de sus pares masculinos y
el paso de la ternura infantil al ímpetu de la juventud y el
descubrimiento de la escritura en el cuerpo, sin embargo, la poeta nos
aleja de lo meramente referencial y anecdótico como indica al definir la
“superatmósfera”.
Se supera el
contenido local y su explotación y lo poetizado se universaliza y
proyecta como lectura más allá de una imagen que podemos situar en la
década de los setenta, el presente o la época medieval. La presencia del
árbol del conocimiento y la tentación alegorizada a través de la
serpiente, dota al poema de un carácter parabólico que termina su
actualización más allá de los límites del texto pues nos remite al
génesis y a los albores de nuestra axiología occidental, el paraíso
perdido y los dogmas que han imperado en nuestra educación sentimental
por siglos.
“Micaela teje sin ruido: dedal en dedo
urde la hebra por donde se le van los días
y las siete virtudes” (Galaz 1975:9).
La
caracterización de Micaela en su paciente y obsesiva tarea de tejer,
nos comunica con la imagen de la esposa fiel de Ítaca y a la vez nos
remite a la lucha que su deseo entabla en contra de los siete pecados
capitales ante el paso inclemente del tiempo. Por otra parte vale la
pena señalar que este personaje del poema “Tarde de domingo”,
también nos retrotrae a la imagen de Las Moiras jugando con el hilo de
la vida. Figuras que han sido representadas innumerables veces en la
mítica literaria como tres viejas hilanderas o nostálgicas doncellas que
en su cuidado del metafórico hilo de la vida, controlan el destino de
los hombres desde el nacimiento hasta su deceso.
El final del poema nos revela esta noción:
“Micaela detiene la aguja y sin decir nada
Se lleva a sus ojos viejos un blanco pañuelo bordado”(Galaz 1975:9).
Por
último con respecto a lo mítico y el antropomorfismo podemos agregar
las siguientes citas de la poeta en su labor como crítica, al referirse a
la obra de Francisca Josefa de Castillo. De modo analítico la autora
señala: “Sin duda el hecho místico se escapa a la comprensión de los
no iniciados. Todos los místicos coinciden en calificar esta experiencia
de inefable” (Galaz 1990:1).
A
través de su poética, Alicia Galaz busca acercar esta experiencia de lo
abstracto e inmaterial usando la alegoría y el antropomorfismo como
técnica para conseguir que los objetos tomen las cualidades humanas y
sirvan para representar estados, piscologías, condiciones, dicotomías y
en general el complejo espectro de nuestro decurso como especie.
En el poema “Redondo es el amor”,
la poeta, juega con términos como semilla y huevo y otros elementos que
comparten como campo semántico común la circularidad y desde este punto
genera la idea de recorrido y repetición, lo cual compendia el paso de
la vida y el advenimiento de la muerte, sin ignorar el papel que juega
el tiempo y de este modo sin clichés o lugares comunes la voz de la
creadora aborda una de las inquietudes trascendentales del hombre y crea
una hermosa metáfora de nuestra existencia y su caducidad inminente.
“Redondo es el amor como la semilla o el huevo,
como el miedo a la memoria de la infancia
donde amarrabas avispas por la cintura; (…)
con los punteros del reloj marcando los años
en un tambor de hueso, y sin embargo,
como en una resaca, la marea del tiempo
te arrojas las avispas, cercenadas,
y no hay aliento ni primavera para la muerte
que te circunda, redonda como el amor” (Galaz 1975:12).
El
fluir y deambular humano se grafica en una serie de movimientos y
contradicciones que la autora edifica gracias a la capacidad de crear
una atmosfera mítica. A esta Galaz le atribuye un valor perenne y de
perpetuación del mensaje. Citando a Lorca, Galaz nos dice en uno de sus
estudios sobre Góngora: “El secreto del antropomorfismo se basa,
según Lorca, en que Góngora se dio cuenta de la fugacidad del
sentimiento humano y de lo débiles que son las expresiones espontáneas
que sólo conmueven en algunos momentos y quiso que la belleza de su
obra, radicara en la metáfora limpia de realidades que mueren, metáfora
construida con espíritu escultórico y situada en un ambiente
extra-atmosférico” (Galaz 1982:8).
Esta
cita reafirma el valor que la autora da a los juegos de color, a lo
visual y en general a lo sinestésico en su poesía sin descuidar el
contenido simbólico y la transformación de la realidad amparada en un
sutil e indagatorio juego logrado a través de lecturas profundas del
inconsciente colectivo que como especie traspasamos a través de
arquetipos universales que afloran en la utilización del mito y que ella
convoca y desnuda en nuestra recepción con sus letras.
C.- Evitar lo anecdótico y analizar la imagen de mundo en una épica devastada
Alicia
Galaz referida a este punto, se detiene en sus textos críticos haciendo
la siguiente afirmación con respecto a Lorca y su estimación del arte:
“Consciente de los peligros de su capacidad creadora maravillosamente
imaginativa y de su continuado esfuerzo por hacer poesía para la
eternidad, Lorca concibe en lo musical una fuente poética que sirve a
este propósito esencial y nos dice: La voz debe desligarse de las
armonías de las cosas y del concierto de la naturaleza para fluir su
sola nota. La poesía es otro mundo” (Galaz 1982:7).
Se
percibe en la obra poética de Galaz al igual que en Lorca, una
consciencia que prevé lo precario de la exposición nostálgica y
descriptiva del medio. Por ello no crea una postal romántica o
apologética, pues esta no permite edificar una poesía sensible al
conflicto del hombre, de modo que como el español opta por enfocarse en
una épica del devenir, la intrahistoria y emocionalidad del individuo
común que se debate ante un sistema que el mismo ha generado al punto de
deshumanizarse y repetirse en rituales absurdos de humillación de sus
pares y autodestrucción. Lo que se nos revela como aquella épica
devastada del manierismo que tanto estudio Alicia Galaz y que no queda
ausente en su decir literario.
En el poema “Círculo cerrado”
transcrito a continuación vemos el absurdo del eterno retorno a la luz
de las genealogías. A la manera de familias bíblicas Galaz nos muestra
además la crisis del proletariado, el hacinamiento y la depauperización
de los descastados. Aquellos Juanes y Pedros que transitan sin un
apellido que los eleve más allá del círculo cerrado del mundo moderno.
El poema principia con el epígrafe “Yo no vengo a resolver nada” y continúa de este modo:
“La madre rosa tiene un hijo Juan y ese hijo Juan
tiene un hijo pedro, entonces la abuela Rosa
aconseja a su nieto Pedro que cuide de su padre Juan
en los últimos días de su vejez.
El hijo Pedro entierra a su padre Juan
y cruza por la vida engendrando a Francisco, Inés,
José, Mario y Jorge (…)
Enterrando y engendrando ad eternum” (Galaz 1972).
En otro de sus poemas titulado “hembrimasoquismo”,
Alicia Galaz pone su atención en la mujer y en la violencia que una
sociedad falocéntrica promueve hasta en los quehaceres más simples por
medio de la herencia cultural y la imposición de roles, mostrando otra
cara de esa épica degradada que devora a hombres y mujeres. Aquel
engendrar absurdo que la autora expone en círculo cerrado, acá lo
observamos al interior de la sociedad y las familias que lo componen
pero desde la óptica de la mujer cuyo útero está controlado, cuyas manos
están predestinadas y cuyo cuerpo es transando como un objeto de
valor. El nexo con la idea de dote y el valor que tenía la mujer en las
comunidades antiguas de occidente, al ser un objeto de cambio, son
expuestas en este poema que devela la sexualidad de la hembra y el
concepto de femenino como una condena tan gravosa similar al sino que
pesaba sobre la cabeza de los personajes míticos en las epopeyas.
“Clasificada nazco como mujer
Eterna esposa entre ollas, platos, calcetines,
escobas, cocinas, papillas y cedazos. (…)
Aséptica rechazo ambigüedades:
Defendiendo el legado-del-espíritu,
Mientras exorcizo el presupuesto” (Galaz 1972).
Las paradojas de esta épica desgarbada y desnutrida del día a día, Fernando Alegría también la atisba y al respecto señala: “Esa
rutina del trabajo institucional, del hogar mecánico, de las relaciones
codificadas, de pueblos y ciudades de calcomanías, ha sido definitoria.
Alicia Galaz escribe a plena consciencia de la fascinante trampa. Pero
también escribe desde sus fronteras evaluando sus matices, sus peligros,
sus cargas y amenazas” (Alegría 2006:9).
Alicia
Galaz al crear supera los moldes y fórmulas, se impone a los
paisajístico de una poesía y abandona la lectura fruitiva generando una
atmósfera que desnuda en su tránsito vidas, conflictos y percepciones
que para un lector de hoy siguen siendo interpelaciones significativas e
intervenciones viscerales a la realidad que nos acosa.
Como
síntesis de este trabajo puedo afirmar la capacidad de Alicia Galaz
para integrar los discursos y poder comunicarlos estableciendo redes de
co-interpretación y co-producción entre lo que ella como crítica
literaria pudo observar y rescatar de los autores que constituían su
interés, tomando lo mejor de la tradición, apropiándose a su vez de la
realidad que le circundo y mixturando estas experiencias para dar origen
a una obra que aún hoy sigue vigente, indaga y se introyecta a lo más
profundo de la psicología del hombre y los conflictos de la sociedad sin
descuidar por un excesivo privilegio del contenido, la técnica y
pericia del arte literario consagrado en nuestra lengua.
En
la producción de Alicia Galaz Vivar, teoría, estrategia literaria y
sensibilidad se conjugan dando origen a una voz sincera y dinámica.
Accionar que se resume como ella misma dice apropósito de su querido y
estudiado Góngora: “Los poetas descubren en Góngora virtualidades y
logros que tienen semejanzas con las que existen en su propia
circunstancia poética. En un lejano pasado Góngora debió renovar la
estética literaria renacentista” (Galaz 1982:1). Alicia Galaz
emulando a su lejano maestro sentó las bases de una poesía inesperada e
impetuosa para su propio tiempo y que hoy es un referente de voces
actuales que estamos interesados en recordarla y actualizar su obra en
un intenso diálogo que seguirá felizmente abriendo interrogantes en el
círculo abierto de la poesía, ad eternum.
Bibliografía consultada.
Alegría, Fernando (2006) “Poesía Chilena del siglo XX” en Revista Trilce, tercera época número 14.
Galaz, Alicia (1972) Jaula Gruesa para el Animal Hembra. Ediciones Mimbre–Tebaida. Imprenta Iglesias. Arica.
Galaz, Alicia (1975) Antología Ocho poetas de la Universidad de Chile Sede Arica. Imprenta Iglesias. Arica.
Galaz, Alicia (1982) “Algunos escorzos comparativos de la poética de Góngora y García Lorca a trescientos años de distancia” en Revista cuadernos Hispanoamericanos. Madrid.
Galaz, Alicia (1990) “Francisca Josefa de Castillo: Una mística del nuevo mundo” en Thesaurus, Boletín del Instituto Caro y Cuervo, tomo XLV.
ÍNDICE
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