Texto:
Un Yakuza que habla de amor sobre la poesía de
Francisco Ide
Por Daniel Rojas Pachas
Ide en su nuevo libro
Yakuza (Cinosargo 2014) se adentra en el mundo de las mafias japonesas
priorizando la escritura sobre la piel: tatuajes, cicatrices e injertos, piezas
dentales que hablan de la belleza tras lo grotesco y una serie de colores que
marcan el telón de fondo para una semiosis cinematográfica en la cual estallan
objetos, vidrios, televisores y automóviles que se mixturan; matices de
dragones, peces y otros estímulos sinestésicos que reposan en el degradé
de una guayabera. Hablo de semas que comunican la degradación de la carne y de
una celebración en torno a aspectos vitalistas que nos transportan desde el Eros al Thánathos: los ritos de
iniciación, el auto-sacrificio, juegos que conectan el sexo con la
muerte; las armas como una extensión del sexo, la masculinidad y el honor. La
poesía de Ide es un canto al solipsismo y la testosterona que subsiste con
tozudez en la épica del guerrero. Códigos que nos remontan al mito de los
samuráis y al western.
Una reflexión aparte
merece la presencia del director canadiense David Cronenberg, que sutilmente
tiene unos cameos que Ide propicia a través de poemas titulados “Una historia
violenta” y “Scanners”, es claro como indica el poeta Ignacio Morales: El título cita la película de Cronenberg, no
obstante el poema no la repite, sino que propone una comparación entre las
sandías sudamericanas y japonesas, su similitud con un hecho de sangre, hasta
llegar a un final sumamente gráfico. El cine de Cronenberg ha
ido evolucionando desde cintas como La mosca, Videodrome, Naked Lunch y Crash
en que lo medular era la degradación de la carne (también presente como
leitmotiv del poemario Yakuza), a una degradación más doméstica, con marcas
que están talladas en la piel y en la
voluntad de destruir de cada individuo, sea este un mafioso o un padre escapando
del horror. Yakuza sin duda tiene un coqueteo con el film “Eastern Promises” de
Cronenberg en que el protagonista ligado a las mafias rusas inicia su bautizo
de sangre y camino sin regreso con cada tatuaje que cubre su cuerpo, una marca
de tinta por cada acto de sangre, en Yakuza de Ide, una marca de tinta en el
papel por cada poema dedicado al acto de sangre y al desamor.
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