Texto para la presentación en Santiago de la tercera edición del libro Carne (Proyecto Editorial Itinerante - Argentina 2012) de Daniel Rojas Pachas
Sobre el libro Carne
o ese “Carnage” que trabaja la escritura bajo la escena del crimen por Pablo Lacroix
La imagen es
hechicería
Jorge Luis
Borges
Lo
primero que leí de Daniel Rojas Pachas fue su libro Gramma (Cinosargo Ediciones, 2009) y lo recuerdo muy bien porque en ese tiempo ejercía como ayudante
universitario en un seminario de lingüística y análisis del discurso, lo que de
alguna u otra forma, sirvió de experiencia para el proceso de lectura. El
motivo y la mención del contexto o la situación en que conocí la obra de Rojas
Pachas es realmente significativa, en especial porque haber leído Gramma en una época en que corregía constantemente
trabajos sobre lingüística y manejos discursivos, me acercó hacia una
perspectiva distinta, a un camino multidisciplinar fuerte y peligroso,
comparable a la relación de Venom y Peter Parker en Spiderman, vale decir, una
relación disciplinar que culmina en un experiencia conflictiva entre dos mundos
totalmente opuestos, que a fin de cuentas, finalizaron en una simbiosis que
colinda con la catástrofe.
“Yo
escribo para y por el texto, no puedo pensar en personas y épocas, solo en el
infinito proceso de lectura y escritura, que no son las dos caras de una misma
moneda”. Es así como en Gramma, se
presenta al lector un hablante frío y directo, como un sujeto que escribe sobre
el proceso de escritura, o como un sujeto que produce poemas cuyo tema principal
es la producción poética -postulado o teoría del arte- que quizás trata sobre
el arte de (((literaturizar))) la teoría. Gramma de Daniel
Rojas Pachas es un libro objeto, un conjunto de palabras, versos y estrofas -o
es eso al menos lo que se cree a primera vista-, porque también es un discurso,
analítico y claro, obtuso y también directo, que nace desde la construcción de
un metalenguaje, artificio codificador, o truco de magia que sirve de coraza
(como la del bicho kafkiano) para ocultar una problemática mayor; los juegos de
la "carne" entendida como "palabra".
Enfrentándonos
a Carne (Groenlandia 2010, Cinosargo
Ediciones 2011 y Proyecto Editorial Itinerante 2012), su segunda publicación,
uno ya puede definir al escritor como un <>,
como un invocador del signo. Ya podemos establecer que su juego literario
apunta a los planos lingüísticos, al juego del verbo, a la conjugación
semántica y a la mutación del léxico. Pachas, guerrillero del concepto, tiene
por estética base la transmutación del código, y mediante tal proceso
presenciamos el mundo posible. En Carne,
la voz lírica es un mar de intertextos, recordatorios cinematográficos,
musicales, literarios y una red de Gamers, también Game Over´s, que bajo ningún
motivo son dulces (lo que me recuerda, en parte, la construcción estética de
Tomás Harris). Es un libro que contiene
poemas como por ejemplo [La memoria es
una tarea de escritura imperfecta] o versos como “hay días que me gustaría
/ de pie / al comienzo de 21 de mayo (esa mala copia del paseo ahumada o /
jirón de la unión) gritar Optic Blast!!! / como Summers en el children of the
atom / y reducir / a carne chamuscada, / huesos y polvo / a miles de putos
ciudadanos… /”, versos que nos trasladan hacia una escritura cruel, morbosa y
terrible, que fermenta un imaginario convulsivo para el lector.
Si
bien Gramma es como la batalla
simbiótica entre Venom y Spiderman (lingüística v/s literatura) Carne representa la batalla de Spiderman
contra un nuevo oponente, Carnage, este ser rojizo con rasgos negruzcos
-descendiente mitótico de Vemon-, que fusionado con la circulación sanguínea
del asesino en serie -neurótico por lo demás- llamado Kasady, culmina en un
abominable furioso y letal. La carne es el tema (o la macroproposición de la
obra), una carne sexual, sensual y sádica, jamás romántica y jamás tierna, como
esa escritura en sangre que practicaba Kasady luego de cada muerte; "Carnage
Rules" escribía en la escena del crimen o en este caso, la carne (como
palabra de fondo y forma) es aquella escritura que gobierna en un mundo
convulso.
Tal
como en Gramma (2009) el hablante
lírico interpela al lector para que sea parte de la obra, otorgándole una
relación directa, conflictiva y molesta, de modo que enfrente a esa carne, que
enfrente al temido Carnage, corpus lírico fatal, tópico literario y cancha de
batalla inextinguible. Me es inevitable dar cierre a esta presentación con un
fragmento de versos que también cierran la obra, líneas que a mi juicio, son
como esa escritura de Kasady, aquella que con su propia sangre, incrustaba en
la escena mortuoria.
No
faltará quien lea esto como una crítica a los medios
y
haga en su blog
o
web de turno
una
lectura sobre la reificación de los cuerpos
una
aproximación desde la trivia a la violencia
en
un mundo postmoderno…
que
la hipertextualidad y la fragmentación de la
reconchasumadre…
Quizás
tenga suerte
y
algún periodista cagón…
seudo
poeta jugando a ser editor
se
interese en poner algo en su columna de 2500 caracteres
esa
prensa de capital / un pobre diario de provincia…
métanse sus
mecanismos de legitimación por el orto…
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