lunes, 29 de octubre de 2012

Sobre el libro Carne o ese “Carnage” que trabaja la escritura bajo la escena del crimen por Pablo Lacroix




Texto para la presentación en Santiago de la tercera edición del libro Carne (Proyecto Editorial Itinerante - Argentina 2012) de Daniel Rojas Pachas

Sobre el libro Carne o ese “Carnage” que trabaja la escritura bajo la escena del crimen por Pablo Lacroix

La imagen es hechicería
Jorge Luis Borges

Lo primero que leí de Daniel Rojas Pachas fue su libro Gramma (Cinosargo Ediciones, 2009) y lo recuerdo muy bien porque en ese tiempo ejercía como ayudante universitario en un seminario de lingüística y análisis del discurso, lo que de alguna u otra forma, sirvió de experiencia para el proceso de lectura. El motivo y la mención del contexto o la situación en que conocí la obra de Rojas Pachas es realmente significativa, en especial porque haber leído Gramma en una época en que corregía constantemente trabajos sobre lingüística y manejos discursivos, me acercó hacia una perspectiva distinta, a un camino multidisciplinar fuerte y peligroso, comparable a la relación de Venom y Peter Parker en Spiderman, vale decir, una relación disciplinar que culmina en un experiencia conflictiva entre dos mundos totalmente opuestos, que a fin de cuentas, finalizaron en una simbiosis que colinda con la catástrofe.

“Yo escribo para y por el texto, no puedo pensar en personas y épocas, solo en el infinito proceso de lectura y escritura, que no son las dos caras de una misma moneda”. Es así como en Gramma, se presenta al lector un hablante frío y directo, como un sujeto que escribe sobre el proceso de escritura, o como un sujeto que produce poemas cuyo tema principal es la producción poética -postulado o teoría del arte- que quizás trata sobre el arte de (((literaturizar))) la teoría. Gramma de Daniel Rojas Pachas es un libro objeto, un conjunto de palabras, versos y estrofas -o es eso al menos lo que se cree a primera vista-, porque también es un discurso, analítico y claro, obtuso y también directo, que nace desde la construcción de un metalenguaje, artificio codificador, o truco de magia que sirve de coraza (como la del bicho kafkiano) para ocultar una problemática mayor; los juegos de la "carne" entendida como "palabra".   

Enfrentándonos a Carne (Groenlandia 2010, Cinosargo Ediciones 2011 y Proyecto Editorial Itinerante 2012), su segunda publicación, uno ya puede definir al escritor como un <>, como un invocador del signo. Ya podemos establecer que su juego literario apunta a los planos lingüísticos, al juego del verbo, a la conjugación semántica y a la mutación del léxico. Pachas, guerrillero del concepto, tiene por estética base la transmutación del código, y mediante tal proceso presenciamos el mundo posible. En Carne, la voz lírica es un mar de intertextos, recordatorios cinematográficos, musicales, literarios y una red de Gamers, también Game Over´s, que bajo ningún motivo son dulces (lo que me recuerda, en parte, la construcción estética de Tomás Harris). Es un libro que contiene poemas como por ejemplo [La memoria es una tarea de escritura imperfecta] o versos como “hay días que me gustaría / de pie / al comienzo de 21 de mayo (esa mala copia del paseo ahumada o / jirón de la unión) gritar Optic Blast!!! / como Summers en el children of the atom / y reducir / a carne chamuscada, / huesos y polvo / a miles de putos ciudadanos… /”, versos que nos trasladan hacia una escritura cruel, morbosa y terrible, que fermenta un imaginario convulsivo para el lector.

Si bien Gramma es como la batalla simbiótica entre Venom y Spiderman (lingüística v/s literatura) Carne representa la batalla de Spiderman contra un nuevo oponente, Carnage, este ser rojizo con rasgos negruzcos -descendiente mitótico de Vemon-, que fusionado con la circulación sanguínea del asesino en serie -neurótico por lo demás- llamado Kasady, culmina en un abominable furioso y letal. La carne es el tema (o la macroproposición de la obra), una carne sexual, sensual y sádica, jamás romántica y jamás tierna, como esa escritura en sangre que practicaba Kasady luego de cada muerte; "Carnage Rules" escribía en la escena del crimen o en este caso, la carne (como palabra de fondo y forma) es aquella escritura que gobierna en un mundo convulso.

Tal como en Gramma (2009) el hablante lírico interpela al lector para que sea parte de la obra, otorgándole una relación directa, conflictiva y molesta, de modo que enfrente a esa carne, que enfrente al temido Carnage, corpus lírico fatal, tópico literario y cancha de batalla inextinguible. Me es inevitable dar cierre a esta presentación con un fragmento de versos que también cierran la obra, líneas que a mi juicio, son como esa escritura de Kasady, aquella que con su propia sangre, incrustaba en la escena mortuoria.

No faltará quien lea esto como una crítica a los medios
y haga en su blog
o web de turno
una lectura sobre la reificación de los cuerpos
una aproximación desde la trivia a la violencia
en un mundo postmoderno…
que la hipertextualidad y la fragmentación de la
reconchasumadre…
Quizás tenga suerte
y algún periodista cagón…
seudo poeta jugando a ser editor
se interese en poner algo en su columna de 2500 caracteres
esa prensa de capital / un pobre diario de provincia…
métanse sus mecanismos de legitimación por el orto…   


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