lunes, 21 de noviembre de 2011

Texto de Luis Seguel Vorpahl para la presentación en Arica de Carne (Cinosargo 2011) de Daniel Rojas Pachas



Sobre Carne de Daniel Rojas Pachas

Texto de Luis Seguel Vorpahl para la presentación en Arica de Carne (Cinosargo 2011) de Daniel Rojas Pachas.

Bueno, como dijo Bolaño, lamentablemente a mi edad el tiempo cuenta así que vamos a empezar.

Cuando leí CARNE por segunda vez, (la primera fue mientras viajaba y fue una especie de apresto o un acercamiento ansioso), asumí con mucha más claridad que la vez anterior, que lo que tenía ante mí era una búsqueda, es lo que veo en las páginas de este libro asombroso, una búsqueda incesante, yo diría, rabiosa, a veces hasta delirante y sin embargo limpia de dudas, de alguien que, desesperadamente, descubre que el mundo es más y por lo tanto también es mucho menos.

Y no hablo aquí de una búsqueda literaria, más bien la búsqueda de un camino por donde transitar sin dejar jirones de identidad en cada paso. Esa búsqueda que va dejando huellas, que atrae, cobija y acoge pero que va quitando la fe, va destruyendo la esperanza, y sin embargo da vida suficiente como para levantarse al otro día. “…charlas en las que desde un principio no quisiste estar…por eso siempre he querido borrarme” Es esta una búsqueda del tesoro, que se sabe que existe pero que nadie ha visto y que en algún lugar siempre lejano, está esperando “…viajar mucho y construir una vida en otra parte…” ah!... entonces podría ser la búsqueda de Arcadia o quizás solamente de una piedra donde sentarse a escribir sin tener que dar explicaciones. Una búsqueda, lo sabemos, que no termina, en un eterno deambular, en una constante tensión, como cuerda de arco dispuesta a lanzar la flecha que, en un acto de magia o sicomagia diría Jodorowsky, limpiaría el mundo.

Cada fragmento de este libro se resiste a ser encasillado como poesía, aunque parece serlo, también tiene cierto aroma a novela, o a un grupo de cuentos o reflexiones, o tal vez es todos ellos; una mezcla de géneros si usted quiere, y es muy interesante que tenga esa resistencia ya que este encasillamiento es un ejercicio peligroso y mucho más lo es en este caso, porque este grito de ira no requiere ser enmarcado, ni necesita un apellido decimonónico o una petición de explicaciones, “creí que la universidad sería distinta… no hay salidas” Afirmación sin apelaciones de un autor preclaro que se encuentra de frente con un mundo que muchas veces es un mundo de mierda, pútrido y poco amigable.

Hay días que me gustaría….(página 15) gritar OPTIC BLAST, como Summers en el Children of the atom y reducir a carne chamuscada…”

Nadie está a salvo, todos estamos desnudos y transformados en denigradas y denigrantes estatuas de concreto, rebosantes de frío y de ansiedad, sin fuerzas para sentir la ira que nos haría humanos o nos haría despertar. Es lo que nos dice Daniel en este libro lleno de intenciones, y lúcido como una pelota de niño. Nadie está a salvo en esta especie de Nave de los Locos, recordando el magnífico texto de Katherine Anne Porter, en el que nada parece estar en su lugar porque, después de todo, los lugares asignados no existen o mejor, no debieran existir. Y hasta los momentos que vivifican como acompañar a la hija disfrazada de ET, tienen su eco pesado y multisonante en el viejo que un día partió.

Daniel toma al desprevenido lector, lo agarra con fuerzas desde las primeras frases y no lo suelta, con ira, pidiendo definiciones, y uno siente que está en aquel instante anterior al big bang, a punto de saber, de conocer, de tocar ese tesoro y poner fin a la búsqueda.

Estamos ante un texto claro, directo, sin adornos ni escondrijos que ayuden al lector a transitar por él, una apuesta difícil y valiente, y esto sin dudas se agradece en medio de este mundo tan facilitista en el que estamos sumidos y en el que la literatura también se ha visto inmersa, en una vitrina de egos que enceguece y enloquece a los ignorantes.

Pero cuidado, acompañar al autor en esta búsqueda no resulta deprimente y no queda uno con el sabor del fracaso, más bien es una tarea edificante y confortante, como toda la literatura trabajada en serio.

Por último quiero decir que un libro como Carne siempre es una buena noticia, para el autor, para la ciudad, para la literatura del país. Y estas páginas, en las que abunda la ironía, se hacen por momentos, muy cercanas, tanto que uno termina reconociendo como suyas, por lo demás único modo de salir ileso, imágenes como aquellas que dicen... “estoy rodeado de hijos de puta”…

Luis Seguel Vorpahl

Luis Seguel Vorpahl, Pucón 1955, ha publicado tres novelas. LA CASA DE MARIALBA Y OTROS RELATOS año 2000 EEUU, CÁLLATE VIEJO E' MIERDA, Chile 2008, Mago Editores, con apoyo de la Beca de Creación Literaria nacional, LOS MUERTOS TAMBIÉN LLORAN, Chile 2011, Mago Editores.


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