La Colectiva 09, cuarta versión del encuentro de colectivos literarios, inserto dentro del programa elaborado por la primera Feria Internacional del Libro de Arequipa concluida hace unos días, es una prueba del bullente panorama editorial y poético joven de la ciudad blanca. Este movimiento que ya trasciende las fronteras, encabezado por el grupo Dragostea y Cascahuesos, da cuenta del trabajo que un grupo de talentos que no superan los veintidós años, viene concretando con publicaciones de alta calidad, recitales e intervenciones desde hace ya casi cinco años.
De modo privilegiado he tenido el placer de conocerlos e interactuar con muchos de sus miembros tanto en Arequipa como fuera de su ciudad y el país, ya sea en encuentros binacionales o congresos, descubriendo la organización concienzuda, el espíritu creacionista y el empuje que mantienen.
Esta nueva entrega de la Colectiva no fue la excepción, prueba de ello es el completo programa que diseñaron integrando diversas disciplinas artísticas, teatro proveniente desde Cusco, poesía variada en dos días de lecturas con artistas locales e internacionales, mesas de conversación múltiples referidas al panorama local y la vinculación con otras latitudes, lanzamientos de obras de poetas emergentes tal es el caso de la presentación del libro Make up and Gum (Marcapasos 2009), Vendo mi cuerpo (Marcapasos 2009) o Balada de la piedra que canta (Dragostea 2009) asimismo se presentó el título de un consagrado poeta “Los Éxtasis del Inca Rey” antología de la obra de José Pancorvo a cargo de Cascahuesos y la colección de literatura sobre el viaje
GrisAzul de Dragostea. Un recuento de este tipo, nos obliga a reflexionar, pues aún cuando las comparaciones siempre resultan odiosas, es innegable que la tarea de edición que se está llevando a cabo en Arequipa, opaca de lejos la de muchas ciudades de Chile y por supuesto también del resto del Perú, obligando a los centros a voltear con respeto la mirada.
Para concluir, no podemos ignorar la participación de bandas locales que se proyectan a nivel nacional como Noir y los Chapillacs, estos últimos, coronaron apoteósicamente la Colectiva con su cumbia psicodélica.
En definitiva, La Colectiva por si sola es digna de constituirse como un festival consagrado al arte joven, los dos días en que se dieron cita las actividades mencionadas, el público pudo gozar y contrastar la labor que a nivel local las nuevas generaciones de autores están haciendo de modo independiente y con éxito. Frente a las presentaciones de Jaime Bayly, César Hildebrant, Oswaldo Reynoso o Beto Ortiz, la escena local dialogo y difundió su arte, procurando proveer una alternativa estética así como una lectura e interpretación distinta de la realidad. Por lo mismo, en una nota que procura objetividad a la hora de reseñar la labor realizada, no se puede pasar por alto el rol que cumplió en la FIL el stand de escritores y grupos independientes de Arequipa, permitiendo a cualquier visitante local o extranjero poder conocer panorámicamente la historia literaria de la región.
Frente a las otras casas editoriales como Planeta o Santillana y la cadena de Librerías San Francisco que nos proveen de títulos ultra anticipados y a veces en una muestra paradójica, pues junto a las Ficciones de Borges puedes encontrar el libro de Magaly Medina o la obra poética de Gianmarco, se celebra y agradece la presencia y tesón de estos jóvenes a fin de sostener día a día un bastión que te permita adquirir el material de voces noveles no sólo en poesía o narrativa, sino también completas antologías, teoría literaria, ensayos, bestiarios, libros objeto, cómics y compilaciones audiovisuales del rock local entre otras cosas. La experiencia como lector y creador, resulta inusual y enriquecedora pues ante todo se abre una gama de posibilidades y potencialidades que la literatura y el arte en general aún conserva, la de convocar y hermanar, pues por encima de los doce mil fans de Bayly haciendo colas interminables por una firma del otrora niño terrible, resulta igual o más motivador ver a un niño gritando tío, tío mientras compra el Gallizano de Diego Rondon, a una señora agotando el stock de rock Arequipeño o a un joven comprando un libro como Elephant Gun de Kreit Vargas, Para detener el tiempo de Jorge Vargas Prado o Humedales de Javier Norambuena entre muchos otros títulos y siempre confiando en la voz del autor y su poesía más que en el juego de la popularidad.
Autor: Daniel Rojas Pachas
Director de la Revista Literaria Cinosargo.
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