Autor: Roberto flores Salgado, licenciado en educación y magíster en literatura, nació en Arica el año 1974 y realizó sus estudios de pre-grado en la universidad de Tarapacá. Actualmente reside en Santiago y combina la docencia con su voluntaria adhesión a las letras. Su fértil obra narrativa, se compone de libros de cuentos como Historias Limítrofes, La calle es libre y novelas como el Héroe y En días de invierno Boliviano. Más información: En Semblanzas profundas o en su blog La letra mata
Reseña: Esta novela corta, nos sitúa en la cuarta región de Chile, entre las localidades de Ovalle y Serena, con alusiones directas a todo el norte grande del país.
En forma específica, los hechos se hilvanan en un colegio artístico que luego sería rebautizado Jorge Peña Hen, en honor a su fundador y principal promotor, víctima del régimen, producto de sus ideas revolucionarias.
El periodo en cuestión, trata la infancia del protagonista, quien vive alejado de su hogar, por motivos de estudio, al ser beneficiario de una beca otorgada por el gobierno militar. En el mentado recinto, el muchacho entabla sus primeras y significativas relaciones sociales, independientes de la familia: Amistad, flirteo, competitividad, evidenciando un proceso de desarrollo y madurez, el cual se va edificando a la luz de los años previos al plebiscito, la pugna del si y el no, tema que el autor ya ha abordado en otros de sus cuentos y novelas pero desde otras perspectivas, ponderando tópicos como la marginalidad, xenofobia sólo que en progresión generacional.
Aquí, por el contrario, desde una democracia ambigua, que se refleja tajante en la personalidad dispersa del narrador que interviene en breves pero reveladoras ocasiones desde un presente concertacionista. Vamos enterrándonos gracias a un parangón de voces (los dichos de la mente y los eventos formales del pasado y sus contradicciones) de las grietas que han forjado su temple. El personaje es prácticamente una metáfora encarnada de los procesos que vivió el país. Pues ha estado inserto como testigo del periodo posterior a la ruptura institucional y es actual ciudadano del mundo en conflicto. Con esto, Roberto Flores consigue ampliar inteligentemente la crítica. Con una lógica dialéctica, el juicio último de las incoherencias tras los discursos históricos, quedan para el lector.
Estamos entonces, ante un reflejo humano del espíritu nacional, este personaje, dividido, trata de establecer una identidad desde lo enseñado, lo vivido y sufre el conflicto entre la idea personal y social, mientras es bombardeado por éticas, normas y moral. Se trata de un niño que nació y creció en un país escindido, alienado y con ideas e ideologías fuertes en su entorno, reclamando su conciencia. Lo cual lo lleva muchas veces a actuar y prejuzgar, asumiendo que la dictadura, pese a su condición de pobre y relegado, es la solución y horizonte ,tan sólo por otorgarle cierta estabilidad frente al miedo que significa volver a hacer colas y ser víctima de la inflación.
Flores por tanto, nos presenta en El Concierto del General, el drama de mentes que sólo viven y sufren las consecuencias inmediatas y no cuestionan la realidad aparente, la situación clásica del promedio. Otra, es la condición de personas con criterios en formación, por lo cual, con gran legibilidad y directo estilo, se ponen sobre el tapete, problemáticas como la otredad, la tolerancia, la equidad, que aún están en vías de discusión y diálogo, dentro de nuestras sociedades adolescentes.
Estas se tratan de definir y se pretende n aprehender los mecanismos para la construcción de un sueño e ideal común, pero ambas realidades tienden a diluirse indefectibles en palabras, ante situaciones tan burdas como denunciar a otro por quinientos pesos. Otra metáfora, que más allá de lo obvio, el solucionar un entuerto, no contempla todas las aristas de lo que parece justo desde un solo lado del muro. Por tanto, la idea de relatividad, nos pone en alerta sobre nuestra propia condición y compromiso a todo nivel, personal o social, con preeminencia de la decisión. Pues con ella se pondera el rol tajante que uno juega al asumir un camino, ya sea el del mártir, héroe, apático, revolucionario, intelectual u oficialista.
En definitiva, la obra de Roberto Flores, queda abierta con una clara afirmación para el lector y el país. Los que están a la cabeza, los que se dicen idóneos, deben cuestionarse, externa e internamente, tal como los legos. Sólo así, podrá verificarse en lo profundo, de que lado del muro están y si tienen la capacidad de ver a través de él.
La paradoja que motiva esto es, que pese al cambio de nombre del instituto, más allá del acto ceremonial que implica un regreso a la constitucionalidad y democracia, deviene el fin de las becas y una nivelación que deja actos simbólicos pero elimina situaciones tangibles. Por tanto, uno debe cuestionarse si fuera de los preconceptos y prejuicios del asumir un bando y partido, se es capaz de confrontar otras verdades, pasando por encima de la violencia que uno ejerce al imponer la suya. Soberano, alimentar las ansias de poder y las propias murallas, el feudo, al interior de la mente de cada uno.
Autor: Daniel Rojas P
3 comentarios:
Muy legal tu blog, mucho gusto...
Gracias por su post en mi blog...me quedo muy contenta por eso.. hasta..besos
Un análisis por demás preciso y crítico. Me gustó.
Publicar un comentario