Estos enfermos mortales,
diseminados, ansiosa-neu-rótica
con el cordón de su ideario,
tendido y sin color.
Reptando, subrepticio,
somnífero y suficiente, sobre una válvula de sueños mutilados
a punta de machete gordo
y sobre una mórula de imágenes y predecibles vicios,
dotan de nombre y forma al mundo,
ese in-mundo
en que todos caemos de pie
con guiños y aproximaciones al cielo,
monocorde desconocido,
vasto y que no vale un ápice conocer...
Luego otra descripción, otro poemilla
de cinco copecs, lo inasible, efímero,
insondable de mares internos y noches de desahucio, infra-verbal.
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