Tras un breve pero merecido receso para recuperar fuerzas y continuar con las lecturas, he procurado retomar la empresa difusora y conmemorativa de algunas de las principales figuras de nuestra lengua y literatura en esta ocasión el turno corresponde a un gran escritor de origen Guatemalteco y ganador del premio Nobel en el año 1967, Miguel Ángel Asturias (Guatemala 1899-1974), El segundo latinoamericano en hacerse merecedor de este reconocimiento, la primera fue nuestra compatriota, Doña Gabriela Mistral. La obra Premiada, su novela de dictadura, la onírica y salvaje, El Señor Presidente en que se retrata magistralmente y con una mordacidad increíble la barbarie tiránica del dictador Estrada Cabrera. Asturias hombre de letras comprometido con su país y el continente, no hizo la mirada a un lado al momento de denunciar su repulsa y desacuerdo para con el hombre de la mulita como satíricamente apodaba al déspota líder. En su trabajo reconocemos los inicios de ese fructífero género que es la nueva novela histórica y la diegesis dictatorial. De su puño y letra heredamos las más fértiles páginas que se han escrito para describir de manera espantosa y demencial las torturas infernales de un régimen sin rostro, un laberinto de horror encabezado por un fantasma a momentos mítico y sanguinario y luego, de improviso con suma ambigüedad e irrealismo, el hombre más inseguro y cobarde de la tierra; vejestorio lleno de fetiches y desviaciones que encierra pese a todo y tras la decrepitud de un fausto timorato, un carácter simbólico y abismal a la luz de sus enemigos y vasallos. Un Belcebú que paradójicamente depende de los elogios de Miguel Cara de Ángel, su favorito. Sicario bello y malo como Satán. Arcángel despiadado y protagonista que en un sentido inverso al de redención bíblica pierde el favor de su Dios, en este caso, la mano decadente del dueño de las vidas del pueblo centroamericano, El señor Presidente. Su pecado, el amor desinteresado y descubrimiento de la ínter-subjetividad, encarnada en la figura de Camila Parnales. El valor de la mirada del otro, resulta esencial al interior del discurso a ratos hermético,luego alegórico y siempre plagado de poesía, cacofonías, jitanjaforas y diálogos que recuerdan cantos rituales sacados del Popol Vuh (el sagrado libro Quiché de los Mayas, que obsesivamente influencio a Asturias en la construcción de sus Leyendas de Guatemala y que lo llevo finalmente a legarnos una traducción a nuestra lengua de esa magna obra precolombina) La atmósfera de los relatos Asturianos es casi psicodélica y apocalíptica y refuerza la idea que subyace tras la expectativa, la opinión, la denuncia en boca de todos y nadie a la vez, todo con el afán de alimentar a ese gran ojo central que domina sin clemencia la periferia humana. Una pesadilla desfigurada. Constante maniqueísta y barroco envuelto en un halo de claroscuro, redención y caída en que las instituciones que nos gobiernan, clero, milicia y senado son guiados por murmullos, intrigas y una comidilla de malsanas influencias que no evaden una mayor denuncia por parte del escritor, la critica directa y descarnada que hace al poder de Norteamérica y el grado de dirección que sus servicios de inteligencia tienen al interior de los centros políticos de esta región del mundo. Por tanto la obra de Asturias pese a tener sesenta y dos años cumplidos, esta dotada de vigencia y transparencia para el lector actual, inmerso en las modernas sociedades de control. Lo cual nos lleva a afirmar sin dubitación que junto al prodigio creativo de Alejo Carpentier y Jorge Luís Borges, Asturias, redescubierto por muchos tras el boom, es y será siempre uno de los padres de la narrativa contemporánea latinoamericana. Perteneciente a la llamada generación surrealista (1927) en la cual además de los previamente mencionados también encontramos a otros de la talla de Roberto Arlt y Eduardo Mallea, Leopoldo Marechal y nuestro compatriota Manuel Rojas. Dicho estrato se caracterizo por fundir al interior de nuestra lengua y con verdadera convicción y honestidad el poder expresivo de la vanguardia particularmente los manifiestos de Breton y compañía basados ampliamente en Freud además de matices del intuitivismo irracional Bergsoniano pero sin un afán europeizante o alienado. Para escritores de la talla de Asturias el compromiso creador va más allá del mero juego y la adulación, es la tarea vital de configurar una cosmovisión Mágica de este hermoso mundo por descubrir (realismo mágico) que es la realidad mestiza de América. Próxima Entrega: Roberto Bolaño (Chileno / Cosmopolita 1953-2003)
Autor: Daniel Rojas P.martes, 22 de enero de 2008
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Grandes Autores Continentales: Miguel Ángel Asturias.
Grandes Autores Continentales: Miguel Ángel Asturias.
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